martes, 19 de agosto de 2014

De vendedores, caseras y cuñados

Ánimos algo agitados esta tarde. 

Seguimos buscando un pisito para alejarnos para siempre de un calentador de la Era Cuaternaria y una instalación eléctrica aún más antigua. Y digo yo, ¿dónde están los vendedores? ¿Por qué no pueden ser como Phil Dunphy? Él nunca llega tarde cuando va a enseñar una casa. 






Solo hay una opción para esta Barriguitas Bruja, largarme de aquí. Y mandar a freír espárragos a la casera caradura. Esto se puede llamar "Buscando piso desesperadamente". 

Opino que el día ha resultado un poco decepcionante. Trabajo aburrido (eso siempre), esperas interminables de autobuses y metro, he sido bautizada por mi vecina histérica que grita cuando pones un cuadro y encima ella, la casera... No la que es refrescante y que combina con otras bebidas. 













No, la dueña del piso, la parte arrendadora. Ella. 

¿Qué diría en este caso ese cuñado argentino, que todo lo sabe, oráculo de los dioses? ¿Me daría algún consejo sensato para no desesperar? O tal vez se pusiera a desentrañar el misterio de las bombillas de bajo consumo gastadas, con solo mirarlas al trasluz, a la vez que nos explica cómo aprendió a esquiar a la pata coja. 

Qué narices, voy a ver una comedia...


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